La economía de pensar en nada: la anulación de la curva de oferta

En este artículo seguimos la crítica a las nociones microeconómicas neoclásicas, basándonos en Steve Keen 2011.

Hoy toca ver la curva de oferta. Primero veremos un detalle que la vuelve inexistente, y en un próximo artículo mostraremos la relevancia de la crítica surgida en el debate de los dos Cambridge, algo que nos interesa mucho dado que es usualmente descartada como una polémica anticuada…

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Introducción: qué es la curva de oferta neoclásica

Dentro del escenario de competencia perfecta, millones de firmas microscópicas producen independientemente, guiadas por un precio que ya está dado “en el mercado”, y por sus costos de producción, que generan una curva de costo marginal que es ascendente, ya que se supone que el aumento de la producción es cada vez más ineficiente, y por lo tanto, cada nueva unidad debe insumir mayores costos que la anterior. Ergo, con cada aumento de output, la curva de costos por unidad se acerca más a la línea del precio dado, y en el momento de la intersección de estas curvas, cuando el costo marginal es igual al precio, se fija el output final.

Entonces la curva de oferta es la cantidad de output que produce una firma individual, a un precio dado. El nivel del output está determinado por el costo marginal en una firma individual, cuya suma con el resto de las firmas iguales daría el output total.

Desde lejos no se ve… y de cerca menos.

Dentro de los supuestos neoclásicos sería de esperarse que el cambio de output total fuera a variar en la misma medida que lo que ha cambiado el output de una sola firma individual (bajo el supuesto de que las otras firmas no reaccionan inmediatamente con sus propios cambios de output), un aumento en la oferta individual tiene que representar un aumento igual en la oferta general, y por lo tanto un cambio en la relación oferta/demanda, con su correspondiente cambio del precio, representado con un corrimiento descendente del punto de intersección de las curvas: a mayor cantidad ofertada, disminución de la utilidad marginal para el consumidor ante un mayor consumo eventual, y disminución del precio que se está dispuesto a pagar. Tal curva de mercado es negativa, tanto la general, que enfrenta al conjunto de los productores, como la individual, enfrentada a cada uno de ellos por separado.

Pero los neoclásicos no reconocen un funcionamiento como éste, consistente con sus supuestos: por el contrario, el cambio de output individual no afectaría al precio. La curva de mercado individual es para ellos horizontal (precio dado y fijo), no sufre cambio alguno a medida que crece el output, como si no existiera relación alguna entre el cambio de output, la curva de demanda general y la individual. Como si en vez de tener las mismas trayectorias, la relación de identidad pudiera anularse. Entonces, de hecho el análisis micro opera con una curva individual de demanda horizontal consistente sólo con un congelamiento del output, que se hace convivir con cualquier cambio de output.

¿Por qué? El verso reza que bajo condiciones de competencia perfecta, el tamaño de la firma es infinitesimal, casi nulo, y por este motivo se da el salto de suponer que la influencia de sus cambios de output sobre la oferta y la demanda es nula (nótese: no casi nula), con lo que la curva de demanda que enfrenta la firma individual puede ser siempre la misma línea horizontal. Es decir, en vez de tratar a un cambio infinitesimal en la curva de demanda general como determinante de un cambio igualmente infinitesimal en la curva de demanda individual, se trata al cambio general como compatible con ningún cambio en sus partes individuales:

“Putting this critique another way, the economic argument is that if you break a large downward-sloping line (the market demand curve) into lots of very small lines (the demand curves perceived by each firm), then you will have a huge number of perfectly flat lines. Then if you add all these perfectly flat lines together again, you will get one downward-sloping line.

This is mathematically impossible. If you add up a huge number of flat lines, you will get one very long flat line. If you break one downward-sloping line into many small lines, you will have many downward-sloping lines. The economic concept of perfect competition is based on a mathematical error of confusing a very small quantity with zero.” (“Dicho de otro modo, el argumento es que si se divide una gran línea descendente (la curva de demanda general) en múltiples líneas minúsculas (las curvas de demanda percibidas por cada firma), se obtendrá un enorme número de líneas perfectamente planas. Y si se vuelve a unir estas líneas planas, se obtendrá una línea descendente.

Esto es una imposibilidad matemática. Si se suma una enorme cantidad de líneas planas, se obtiene una larguísima línea plana. Si se divide una línea descendente en muchas líneas, se obtendrán muchas líneas descendentes. El concepto económico de competencia perfecta está basado en el error matemático de confundir una cantidad muy pequeña con cero.”)(Keen 2011, p. 107)

El salto lógico y matemático queda inexplicado, pero es imprescindible como cimiento, ya que la curva individual horizontal mantiene fijo el precio (y el ingreso marginal) mientras que el costo marginal determina la cantidad de producción que la firma estará dispuesta a realizar a ese precio, con lo que pueden determinarse simultáneamente y en virtud de dos curvas independientes, tanto el precio como el output.

Pero si esa curva de demanda fuera descendente, con ella bajaría el precio… y con el precio bajaría el ingreso obtenido con cada nueva venta, generando una curva nueva, la curva de ingreso marginal, que representa los cambios en el ingreso percibido ante la producción y venta de cada unidad adicional. Dada la progresiva caída del ingreso con cada aumento de la producción, la empresa no va a seguir produciendo hasta el punto predicho en el escenario neoclásico. Si así lo hiciera, el costo marginal sería mayor al ingreso marginal, perdiéndose la maximización de beneficios. En cambio, el output va a fijarse en el punto en que el costo marginal sea igual al ingreso marginal, y dada esa cantidad, el precio dependerá de la curva de demanda. No va a ocurrir la intersección entre una curva horizontal de demanda y la curva ascendente de costo marginal. Se rompe la idea de que la industria va a proveer la cantidad dada por la intersección de la curva de demanda y la de oferta… se quiebra el tótem de las curvas.

Sin ciencia, flaca apología

Con el desenlace que anula el punto de equilibrio, el modelo neoclásico corregido produciría un output menor al que prometía, de hecho una cantidad igual a la que produciría el monopolio según la idea neoclásica (ver Keen 2011, cap. 4), y por lo tanto no puede afirmarse que una industria competitiva tenga la virtud de generar más producción que el monopolio y de brindar así mayor bienestar material.

Tampoco puede sostenerse la idea de que garantiza la maximización de beneficios, ya que no supera en esto al monopolio.

Con lo anterior, se cae la justificación moral de la competencia perfecta como garantía de máxima eficiencia y bienestar para todos.

Finalmente, no cumple con su pretensión de ser una teoría de los precios, ya que de las dos curvas propuestas como co-determinantes independientes del precio, la de demanda no tiene forma previsible (como vimos aquí) y la de oferta simplemente no existe ni se cruza nunca con la de demanda. Más aún, como ya vimos, la cantidad de output se fija con la intervención de la curva de ingreso marginal, que a su vez depende del precio y por lo tanto de la curva descendente de demanda… lo que significa anular la pretendida independencia de la curva de oferta.

“It follows that the amount supplied by a competitive industry is not determined by the aggregate marginal cost curve alone, but instead depends on conditions of demand as well, as with a monopoly. A supply curve that is independent of the demand curve therefore cannot be derived.» (“Se sigue que la cantidad ofertada por una industria competitiva no está determinada solamente por la curva de costo marginal agregada, sino que depende también de condiciones de la demanda, tal como ocurre con un monopolio. Entonces no puede derivarse una curva de oferta independiente de la curva de demanda.») (Keen 2011, p. 94)

«Perfect competition is also ‘perfect’ because a supply curve exists if, and only if, price equals marginal cost. Without perfect competition, though a marginal cost curve can still be drawn, this will not be the supply curve, and as we shall see, the amount supplied to the market will be less than the amount that will maximize social welfare”

(«La competencia perfecta es también “perfecta” porque una curva de oferta existe si y sólo si el precio iguala al costo marginal. Sin competencia perfecta, aunque aún puede dibujarse una curva de costo marginal, no se tratará de la curva de oferta, y como veremos, la cantidad ofertada al mercado será menor que la cantidad que maximizará el bienestar social”) (Keen 2011, p. 95)

Por supuesto, todo esto tiene tan poco sentido que los empresarios del mundo real ni sueñan con calcular su nivel óptimo de producción y rentabilidad a partir de estas ideas: si lo hicieran, quebrarían indefectiblemente (ver Keen 2011, cap. 4). Quienes sí reproducen estas ideas, en cambio, son los economistas y periodistas que se mueven en el mundo de la academia, los medios y las administraciones públicas.

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Let me take you down
‘Cause I’m going to Strawberry Fields
Nothing is real
And nothing to get hung about
Strawberry Fields forever
Living is easy with eyes closed
Misunderstanding all you see
It’s getting hard to be someone
But it all works out
It doesn’t matter much to me
(Strawbery Fields Forever, The Beatles)

Bibliografìa

Steve Keen (2011): Debunking Economics (las citas de este artículo pertenecen a su capítulo 4, Debunking Economics – Steve Keen)

También recomendado el capítulo 1 de «Valor mercado mundial y globalizacion R Astarita 2005_18-11-11» de R. Astarita.

Acerca de Ezequiel

Marxista.
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