Teorías del valor: introducción

¿Qué es una teoría del valor?

Desde que las cosas se nos han aparecido unidas a un precio, los más variados pensadores se han preguntado a qué se debe este fenómeno, a saber: qué determina que las cosas tengan valores (porqué) y qué determina la magnitud del valor de cada cosa (cuánto). Y si nos preguntamos para qué sirve saber estas cosas, la respuesta está en que sólo a partir de este conocimiento podemos saber cómo y dónde se produce el ingreso total de la sociedad, y cómo se distribuye este producto entre las clases sociales.

Este problema se ha presentado como un misterio por siglos, y su dificultad se conectaba con el hecho de que nunca hasta ahora se había universalizado la producción y el intercambio de mercancías como forma de realizar el producto social (condición para que los precios se ajusten a los valores mediante la competencia) (1) y nunca hasta ahora se había manifestado tan claramente el carácter abstracto del trabajo humano hasta el punto de que sólo con el capitalismo se descubre el concepto de trabajo en general (2). En pocas palabras, sólo la emergencia del capitalismo crea las condiciones materiales que permiten desentrañar el fundamento del valor y construir una teoría del valor.

En conexión con esto, encontramos en los primeros economistas clásicos la intuición de que la teoría del valor sólo podía cobrar sentido al aplicarse al propio capitalismo como algo esencialmente distinto a sistemas económicos anteriores (David Ricardo, Sismondi, Jones) (3). Dado que aquí asumimos esta perspectiva, partimos directamente de  las teorías contemporáneas al capitalismo, tanto si comparten esta preocupación por el conocimiento y la discriminación histórica, como si no.

EL PUNTO DE PARTIDA: fisiócratas vs mercantilistas, el paso de la circulación a la producción.

Los mercantilistas dominaron el sentido común en economía entre los ss. XVI y XVIII, más o menos. Sostenían que la manera por excelencia de obtener riquezas consistía en la acumulación de metales preciosos… esto es en efecto lo que intentaban lograr los países europeos de aquella época, ya sea atraer el oro y la plata, o en su defecto evitar su huída. Aquel país que pudiese acumular los mayores tesoros sería el más feliz de los reinos.

Entonces la riqueza en general dependía de la consecución de intercambios afortunados. En esta perspectiva se transparenta una visión propia del comerciante, cuyo arte se limita a comprar barato para vender caro, y del mismo modo parece confundirse su práctica individual con el funcionamiento general de la economía. Esta incapacidad de ver la generalidad como algo distinto a la suma de las partes (y el situar a la ganancia en la circulación), emparenta a los mercantilistas con los posteriores neoclásicos, que simulan desconocer la crítica a la vez simple y revolucionaria que formularían los fisiócratas (4).

¿Cuál puede haber sido la mortal herida que le infirieron los fisiócratas a los mercantilistas? Veamos la sencillez del asunto: si la ganancia proviene de comprar barato y vender caro, entonces en los intercambios particulares siempre habrá alguien que gane, pero también habrá alguien que pierda en la misma medida. Entonces en este juego de suma cero no hay manera de pensar en una ganancia global de la sociedad, que en este esquema siempre se reproduciría igual a sí misma, sin aumentar jamás su riqueza, sino sólo redistribuyéndola entre sus miembros. Por lo tanto, para encontrar esa ganancia global, aquello que supera en magnitud al valor de los insumos, tenemos que buscar en otro lugar, distinto a la mera circulación. Tenemos que dejar el paseo superficial y bajar a las profundidades de la producción, que es donde la forja de la economía templa su producto, hecho de músculo y mente, y del barro de la naturaleza.

En este subsuelo es donde se crean los bienes para cubrir los gastos de producción, y aún un poco más: ese «plus» que viene a ser el excedente, concepto descubierto por los fisiócratas, a quienes les debemos el agradecimiento de haberse molestado en pensar, nada menos.

El excedente es un concepto que se obtiene de restar al producto total final la suma de los insumos, cualesquiera que estos sean. Para hacer esto hay que hacer dos cosas: primero hay que considerar al valor de la fuerza de trabajo como algo fijo en un determinado período (para que tenga una cuantía dada como cualquier insumo), lo que se hacía considerando al valor de la fuerza de trabajo en términos de valores de uso, de cosas que componen el salario, y no su valor; y segundo hay que unificar a muchas cosas distintas bajo una misma unidad de medida, por ejemplo descomponerlas en la cantidad de trigo necesario para la producción de cada insumo. Esto les pareció natural a los fisiócratas, ya que centraban su estudio en la agricultura y allí se ve claramente cómo aumenta el producto, el valor de uso. Se ve un aumento físico en la cantidad de grano producido respecto a la cantidad de semillas invertidas. Pero hay un problema con ésta y con cualquier otra forma de considerar al excedente como a algo meramente físico. Es que en la producción el output no tiene porqué ser cuantitativamente superior al input (5), pero de todas maneras puede haber aumento de valor, porque en el proceso se ha efectuado una modificación cualitativa de los insumos que no se puede medir físicamente. Esto se ve reflejado en el progresivo aumento de la riqueza de los productores e incluso trabajadores manufactureros respecto a sus pares agrícolas (6).

Aquí vemos cómo la corporeidad de la cosa, su existencia meramente física, es algo distinto a su valor, que es entonces el aspecto social de esa cosa, ya que el nuevo valor que se le añade a los insumos es producto del trabajo social. Los fisiócratas sólo entendían que el excedente era producido por el trabajo agrícola que resultaba en valores de uso más cuantiosos a los insumidos, sin llegar a una concepción más general del valor.

Dualidad física y social de las cosas.

Las cosas creadas por el hombre siempre han tenido un contenido físico, una materialidad a la que le es indiferente (7) la forma en la que las sociedades las distribuyen entre sus miembros. Esta es la propiedad de las cosas que está directamente relacionada con su utilidad concreta, y por eso constituye su VALOR DE USO. Como ya vimos hay un aspecto distinto de las cosas, que explica su VALOR DE CAMBIO. Es que mientras que todas las sociedades han producido objetos útiles (valores de uso) , en cambio la forma social en que éstos se producen y se distribuyen ha variado grandemente. En efecto, en el modo de producción feudal se producían valores de uso para el consumo directo, ya sea del productor o del señor, sin la mediación del mercado. Por lo tanto, las cosas adquirían la forma social de tributo y de valores de consumo (ver aquí). No era necesario que tuvieran un valor de cambio, pues no había intercambio de mercancías. En el capitalismo, en cambio, las cosas (y por lo tanto el trabajo que su producción requiere) sólo pueden distribuirse a partir del intercambio mercantil, y por lo tanto deben tener un valor de cambio que rija la PROPORCIÓN a la que se cambia una mercancía por otra. En el M. P. capitalista entonces, las mercancías tienen una dualidad indisoluble: son valores de uso a la vez que portan un valor de cambio.

Ley interna tras los precios

En el mercado a cualquier observador distraído se le presentan los precios como una infinidad de tasas de cambio sin determinación alguna, sin que parezca haber una ley que determine los valores relativos… esta apariencia se ve reforzada por el hecho de que los precios varían constantemente en el tiempo, aunque claro, no varían tan caprichosamente ni de un modo tan brusco que rompan las proporciones a las que se intercambian unas mercancías con otras. De esta distracción que sólo ve la apariencia, algunos economistas (v.g. Pareto) han hecho toda una profesión, y han llegado a afirmar entonces, que no es posible construir una teoría del valor, dada la multiplicidad de las tasas de cambio.

Pues bien, a continuación veremos cuán sencillo es ver que en la misma observación de los precios ya podemos empezar a detectar un elemento de continuidad que exige ser explicado, y por lo tanto nos remite a una determinación. Veamos:

El valor de cambio es una proporción según la cual se cambian las mercancías, y una proporción es una relación CUANTITATIVA (con sólo recordar esto se puede refutar tranquilamente a la utilidad marginal) entre unas cosas dadas. Así es que decimos que si un automóvil vale $10 y una moto vale $2, entonces la proporción entre ambas mercancías es de 10 a 2, un auto vale cinco veces más que una moto. Esta es una proporción aislada y que no nos dice mucho sobre una eventual ley interna… ¿pero qué pasa si nos preguntamos cuál sería la proporción si elegimos comparar no 1 automóvil con 1 moto, sino 2 de cada cosa? ¿Cambia la relación?

La respuesta es que no, 2 autos valdrán $20 y 2 motos valdrán $4, y entonces cada auto valdrá, igual que antes, cinco veces más que una moto. Al verificar empíricamente la permanencia de esta relación cuantitativa llegamos a la conclusión de que los valores de cambio no están indeterminados, sino que debe haber algo que causa que estas proporciones sean las que son. La relación entre cualquier cantidad de las mercancías «auto» y «moto» entonces está mediada por una tercera cantidad, que en nuestro ejemplo es 5, es una cantidad que rige la proporción a la que se intercambian estas mercancías, y que por lo tanto demuestra la existencia de una ley interna que determina la magnitud de los valores de cambio.

Ahora, demostrada la existencia de una proporción, debemos preguntarnos ¿qué determina la magnitud de esa proporción? ¿porqué el 5 de nuestro ejemplo no es 500, o al revés, porqué no son las motos las que valen 5 veces más que los autos? Hay algo que determina que la magnitud de la proporción sea la que es.

Ese algo debe ser entonces cuantificable y debe ser algo común a todas las mercancías. Para descubrir la respuesta debemos encontrar la unidad de medida que hace comparables a todas las mercancías, ya que es sólo a partir de un común denominador que las mercancías se pueden poner en una relación cuantitativa, en una proporción. Sólo igualando a las mercancías con un tercer elemento, se puede comparar a todas las mercancías según la cantidad de ese elemento que contengan, elemento cuya cantidad determina el valor de cambio; sin esta sustancia cuantificable y común a todas las mercancías, no hay manera de que exista comparación y por lo tanto, proporción en el intercambio.

En el siguiente post veremos que la sustancia en común a todas las mercancías es el trabajo abstracto (me basaré, como aquí, en Astarita) y en un posterior post veremos que la pretensión neoclásica de postular a la utilidad como a esa sustancia en común, es infundada.

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(1) Añadido a esto, la intermediación del dinero en el intercambio oculta qué es lo que en realidad se está intercambiando.

(2) En el feudalismo existían trabajadores, pero nunca se consideraban a sí mismos como tales, pues sólo realizaban una tarea concreta que no veían como esencialmente igual a la de otro trabajador que hiciera una labor distinta. Por ejemplo, los labradores no veían que hacían una labor comparable a la de los leñadores, o a la de los artesanos. En cambio, cuando los primeros labradores sin tierras tuvieron que emplearse en otras tareas (asalariadas) para complementar sus ingresos, empezaron a comparar y a ver que todo trabajo es algo esencialmente igual, y ésta es la visión que hoy comparte prácticamente la totalidad de la humanidad, con independencia de que adhieran a la teoría del valor-trabajo.

(3) En conexión con esto, los clásicos compartían un interés por la economía como parte de un cuerpo social determinado y atravesada por las relaciones políticas y de produccón y por la distribución del ingreso entre las clases sociales. Estas preocupaciones de la Economía política fueron abandonadas por la corriente de las Economics, fundadas en el individualismo metodológico.

(4) Algunos sin embargo, reconocían este problema, sólo que no acertaron a solucionarlo o no les parecía que fuese necesario, v.g. Davenant y Steuart, citados por Marx en su «Teorías de la plusvalía». En esto aventajan los mercantilistas a sus epígonos utilitaristas.

(5) input-output: lo primero es lo que ingresa en el proceso de producción y lo segundo es lo que sale de ese proceso –insumo-producto.

(6) En «Teorías de la plusvalía» Marx cita a un viejo economista que apuntaba esto precisamente. También desarrolla más en extenso lo que hemos visto aquí, y lo resume en el párrafo que dejo a continuación:

En el sistema mercantilista el plusvalor es sólo relativo — lo que uno gana, lo pierde el otro: ganancia por enajenación o fluctuación de riquezas entre las diferentes partes.  Por lo que dentro de un país, si consideramos al capital total, de hecho no sucede creación de plusvalor alguno. Éste sólo puede surgir de las relaciones entre unas y otras naciones.  Y la ganancia realizada por una nación en desmedro de la otra, toma la forma de dinero (el balance del comercio), porque es precisamente el dinero el que es la forma directa e independiente del valor de cambio.  Por el contrario — ya que el sistema mercantil niega de hecho la creación de un plusvalor absoluto — los fisiócratas buscan explicar el plusvalor absoluto: el producto neto. Y como en sus mentes el producto neto está fijado como valor de uso, entonces la agricultura [es para ellos] la exclusiva creadora de éste.

(inciso 7 del link, que lamentablemente sólo he encontrado en inglés)

(7) Claro que hay que aclarar que el hecho de que la forma de distribución no altere al valor de uso, no significa que cada sociedad no determine qué tipo de valores de uso produce y cómo lo hace.

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Acerca de Ezequiel

Marxista.
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18 respuestas a Teorías del valor: introducción

  1. Carlx dijo:

    Hola, me gusta mucho tú blog y estoy aprendiendo mucho a través de el.

    Muy interesante esta entrada porque la teoría del valor me parecen los cimientos de la economía.
    Yo tengo claro que la plusvalía, o sea la explotación es algo real, pero cuando discutes con liberales económicos ponen muchos supuestos que a veces son difíciles de explicar dentro de la teoría del valor trabajo para mi que soy un neófito.
    El tema de las obras de arte, o de las antigüedades…, el sector servicios……

    Espero poder llegar a entenderlo todo según vaya leyendo más acerca del tema entre otros sitios en este blog.

    Unas preguntas , ¿la condición para que algo sea una mercancía es que tiene que tener un valor de uso y un valor de cambio no?. ¿Y para que se realice el valor (a secas), que entiendo que es el tiempo de trabajo que lleva la producción de esa mercancía tiene que realizarse el intercambio en el mercado no?

    Gracias, un saludo y ánimo para seguir publicando entradas

  2. Carlx dijo:

    Otra pregunta off topic, ¿como se ve desde una óptica marxista el estado del bienestar socialdemócrata de los países escandinavos con países como Noruega en los que el estado tiene el control de la producción del petroleo por ejemplo?.

    Creo que tú eres argentino no?, yo soy español y vivo en London así que podemos intercambiar impresiones de 3 sociedades bastante distintas lo cual me parece muy interesante.

    • Ezequiel dijo:

      Hola, sí soy argentino, del curioso país del «desarrollo» sin aumento de la productividad… en efecto es interesante conocer las situaciones de otros lugares, en este momento tengo entendido que hay una diáspora de españoles por Europa buscando trabajo.
      Yendo a las preguntas,

      ¿la condición para que algo sea una mercancía es que tiene que tener un valor de uso y un valor de cambio no?. ¿Y para que se realice el valor (a secas), que entiendo que es el tiempo de trabajo que lleva la producción de esa mercancía tiene que realizarse el intercambio en el mercado no?

      Sí, un valor de uso con un trabajo abstracto incorporado que determina su valor de cambio, haciendo la aclaración de que el trabajo referido es el socialmente necesario, aludiendo con esto tanto a la productividad media como al hecho de que en el mercado debe haber una demanda acorde a las cantidades producidas, para que el valor se realice en su totalidad. Si la mercancía se encuentra con una demanda inferior a la cantidad producida, su valor se reducirá, pues hay que recordar que el valor es social, es la manera que tiene la sociedadd de distribuir los tiempos de trabajo entre distintas producciones.
      Al tema de las obras de arte, etc. lo toqué en el post de las Burradas de un profesor.

      Sobre los países escandinavos, han sido un ejemplo de lo mejor que podía dar el capitalismo, supongo, pero el problema con estas experiencias es que no pueden escapar a las leyes del capital por mucho tiempo. Ya el estado de bienestar en Dinamarca y Suecia (ver aquí) entró en crisis hace rato, creo que también Finlandia, y parece que sólo Noruega está sosteniendo las conquistas pasadas, no sé en qué medida gracias a sus riquezas petroleras (que no tienen muchos años más de vida futura, por el agotamiento de las reservas del Mar del Norte).
      Cuando hablo de las leyes del capital me refiero al hecho de que la competencia lleva a presionar por un aumento de la tasa de ganancia que es incompatible con amplias conquistas obreras, o mejor dicho, es incompatible con el mantenimiento indefinido de las mismas. Así, la mundialización del capital puso en competencia a los trabajadores escandinavos con sus pares del tercer mundo, lo que fue utilizado por el capital para presionar sobre los salarios y los beneficios sociales, de modo de aumentar su tasa de ganancia. Esto es consecuencia no de una maldad moral, claro (o no solamente) sino de la propia lógica de la competencia, que elimina a aquellos competidores que fracasan en la carrera por acumular más y más capital. Un capital escandinavo con un bajo nivel relativo de su tasa de ganancia tenía que reaccionar de esta manera. Además siempre ocurre automáticamente que ante ganancias bajas la paralización de las inversiones hacen aumentar el desempleo y debilitar en general al proletariado. Es todo bastante automático y bastante inevitable, dentro del capitalismo.
      Saludos.

  3. Carlx dijo:

    Gracias por responder.

    Si, parece que nacimos en dos países con historias bastante tristes, y mis antepasados contribuyeron por desgracia en la vuestra.
    La situación en España es catastrófica desde 2008, y empeorando. Aparte de en recesión, estamos en un 23% de paro, que es cerca de un 50% en menores de 30 años. El que estos datos oficiales no se ajusten del todo a la realidad porque tenemos una economía sumergida en torno al 25% del PIB no hace que la situación sea menos dramática.
    Lógicamente estamos volviendo a emigrar, principalmente a UK, Alemania y EEUU, pero también mucho a Argentina.
    La gente está movilizándose cada vez más y de una forma muy pacífica y con mucha carga intelectual e ideológica detrás, no se si has oído hablar del 15M y de Democracia Real Ya, es un fenómeno muy interesante que la gente esté volviendo a preocuparse por la política y por el funcionamiento del sistema. Asambleas en los barrios, adolescentes manifestándose por la educación pública, gente en la calle manifestándose por la sanidad pública que es nuestro tesoro nacional, sindicatos y trabajadores contra la reforma laboral, pensionistas contra la bajada de pensiones y mucha gente variada en contra de los desahucios inmobiliarios. En el momento en que todos se unan puede haber esperanzas porque la sociedad está despertando después de unos años de bonanza en los que estuvimos aletargados.

    Te preguntaba tú visión de la socialdemocracia porque precisamente con esta crisis se me abrieron los ojos y estoy virando de ella a el socialismo marxista. Evidentemente si tienes una buena calidad de vida, buenos empleos, buen sistema sanitario ,..,etc aunque seas idealista pues tus ansias revolucionarias están adormecidas.

    Seguiré leyendo a Marx y siguiendo tus posts y los de Rolando Astarita al que llegué por comentarios tuyos en otros foros como taringa y haciéndote algunas preguntas.
    Me viene muy bien que ahora justo empieces con posts acerca del valor porque me parece los cimientos.

    Al igual que tú la escuela austriaca y sus ideas me parecen perversas y hay que intentar que la gente lo sepa.

    un saludo

  4. Ezequiel dijo:

    «Perversa» es una palabra que se ajusta muy bien a la teoría austríaca y a sus representantes.
    Por estos pagos no se formó ningún movimiento de izquierda importante tras la crisis del 2001, y al contrario estamos en pleno auge del keynesianismo, espero que en Europa se generalice lo que vos decís y la gente se pueda unir y organizar desde una perspectiva de izquierda, sino el resultado va a ser uno sólo, el mismo de siempre.
    Saludos.

  5. Carlx dijo:

    No conozco muy bien vuestra idiosincracia en sudamérica, pero si me parece que los ciudadanos europeos tenemos más espíritu revolucionario, creo que muchas de las cosas que nos llegan de ahí aquí serían impensables.
    Por otro lado España es un país bastante corrupto, los países mediterraneos, latinos europeos son mucho más corruptos que el resto y eso nos hace estar más atrasados. Me parece que en sudamérica la sociedad es todavía más corrupta.

    Aquí en Europa necesitamos que los ciudadanos franceses y alemanes como estamos haciendo los españoles o los griegos también se rebelen, pero eso es más dificil porque ellos todavía tienen una calidad de vida bastante buena.

    ¿Keynesianismo?, bueno, dentro de lo malo me parece menos perverso que el neoliberalismo no?

    No tardes mucho en publicar el siguiente post sobre el valor, .., por cierto hoy me leí el artículo de Diego Guerrero sobre la teoría del valor y aunque tengo que revisarlo varias veces más para acabar de entenderlo me parece muy interesante. Me imagino que lo conoces; http://nodulo.org/ec/2004/n024p01.htm

    • Ezequiel dijo:

      Con las dictaduras de los 70 y el neoliberalismo, se produjo un disciplinamiento social que prácticamente aniquiló la militancia de izquierda. Esto se refleja incluso en la trayectoria de muchos ex-militantes que ahora trabajan en el gobierno… pero de a poco estamos saliendo de aquella situación.
      El artículo de Guerrero es muy bueno, por ahí me sirve para el post, pero antes de publicarlo quiero repasar los primeros capítulos de El Capital, así que no sé bien cuándo saldrá.
      Saludos.

  6. Fran dijo:

    Sigo leyendo tus artículos Ezequiel que me parecen fabulosos. Y voy llegando a más conclusiones, como que el desarrollo capitalista jamás va a permitir que los trabajadores por cuenta ajena ( es decir no propietarios de medios de producción) sean lo suficientemente ricos como para que no tengan que ir a trabajar ( nunca se les va a pagar mucho más de un nivel de subsistencia) , aparte del rumbo que lleva a una sociedad neofeudal y la desaparición de la democracia burguesa por sus propios errores ontólogicos ( toma del poder político por el poder económico através de unas puertas giratorias sólo posibles en una sociedad imbuida de posmodernismo).

    Sería curioso comprobar que hubiera sucedido si esta crisis financiera ( más bien estafa) se hubiera producido antes de la caída del Muro de Berlín, porque imagino que la salida hubiera sido bestialmente keynesiana, antes de entregar a millones de personas al bloque ideológico enemigo,.

    Por otra parte, los países escandinavos, han practicado un socialismo vía fiscal ( los impuestos no dejan de ser una socialización de beneficios) y es posible que su economía esté mucho más planificada ( no tengo datos, pero veo muchas ventajas de la planificación sobre el capitalismo desregulado, y por aquí es por donde pienso China le está comiendo mucho la tostada a Occidente), pero como bien señalas Ezequiel la acumulación, la tasa de ganancia y el trabajo explotado no ha desaparecido, y por mucho que lo hayan embridado, la acumulación en el tiempo es cada vez mayor con lo que aumenta su poder y capacidad de influencia política. Pero nos olvidamos de que en los países escandinavos muchas de las empresas que comercian arrastran mano de obra con una explotación mucho mayor de otras regiones del planeta, lo que puede redundar en benefico de los trabajadores y consumidores escandinavos pero que convierte el milagro escandinavo en pura ficción.

    Mi viraje hacia el marxismo es cada vez más decidido también. Por cierto, a Chema lo deviste dejar KO porque no ha vuelto a actualizar.

    Un saludo.

  7. Ezequiel dijo:

    «el desarrollo capitalista jamás va a permitir que los trabajadores por cuenta ajena ( es decir no propietarios de medios de producción) sean lo suficientemente ricos como para que no tengan que ir a trabajar ( nunca se les va a pagar mucho más de un nivel de subsistencia)»

    Efectivamente.

    «aparte del rumbo que lleva a una sociedad neofeudal y la desaparición de la democracia burguesa por sus propios errores ontólogicos ( toma del poder político por el poder económico através de unas puertas giratorias sólo posibles en una sociedad imbuida de posmodernismo).»

    No sabría decir si este es el rumbo futuro.

    «Sería curioso comprobar que hubiera sucedido si esta crisis financiera ( más bien estafa) se hubiera producido antes de la caída del Muro de Berlín, porque imagino que la salida hubiera sido bestialmente keynesiana, antes de entregar a millones de personas al bloque ideológico enemigo,.»

    Sí, es probabale, muchos autores marxistas (y tal vez algunos no marxistas) le atribuyen a la caída del muro una importancia fundamental como posibilitador de una ofensiva mayor del capital sobre los obreros.

    «Por otra parte, los países escandinavos, han practicado un socialismo vía fiscal ( los impuestos no dejan de ser una socialización de beneficios) y es posible que su economía esté mucho más planificada ( no tengo datos, pero veo muchas ventajas de la planificación sobre el capitalismo desregulado, y por aquí es por donde pienso China le está comiendo mucho la tostada a Occidente)»

    Justo estoy leyendo un libro llamado «Adam Smith en Pekín» que señala la importancia de la planificación estatal en la educación y en la producción, como condiciones necesarias del desarrollo chino desde los ochenta. Pero también hay que hacer hincapié en el bajo costo de la mano de obra china, que garantiza grandes ganancias.

    «pero como bien señalas Ezequiel la acumulación, la tasa de ganancia y el trabajo explotado no ha desaparecido, y por mucho que lo hayan embridado, la acumulación en el tiempo es cada vez mayor con lo que aumenta su poder y capacidad de influencia política. Pero nos olvidamos de que en los países escandinavos muchas de las empresas que comercian arrastran mano de obra con una explotación mucho mayor de otras regiones del planeta, lo que puede redundar en benefico de los trabajadores y consumidores escandinavos pero que convierte el milagro escandinavo en pura ficción.»

    La propiedad occidental de mucho del capital oriental hace que haya un flujo de ganancias que hace más difícil la separación nítida entre la salud económica china, por ejemplo, y la salud de las empresas estadounidenses, que sin esta condición, posiblemente mostrarían índices más pobres. Sobre la conexión de las empress escandinavas con mercados de trabajo extranjeros, es algo que no conozco, pero no me sorprendería. Sin embargo, de ocurrir, creo que sería un fenómeno más bien reciente, y no paralelo al estado de bienestar previo a los 90.

    «Mi viraje hacia el marxismo es cada vez más decidido también. Por cierto, a Chema lo deviste dejar KO porque no ha vuelto a actualizar.»

    Bueno, espero que Chema esté aprovechando su tiempo para estudiar algo sobre teorías del valor. Pero debe estar muy ocupado tratando de que los salarios de sus compañeros de trabajo no superen la «productividad marginal del trabajo».

    Saludos.

  8. Bastiat dijo:

    A ver.

    Pongamos un Dacia Sandero base 1.2 75 cv precio de venta al publico 7200€

    Moto DAELIM S1 125 FI – 2.099 €

    Siguiendo su operación 7.200/ 2.099= 3.43. ES decir, un Dacia Sandero vale 3.43 veces lo que una moto Daelim…

    Si yo tendo 10 Dacia Sandero, el valor total sería de 72.000€ y diez motos Daelim 20.990€

    Hallamos la proporción 72.000/20.990= 3,43

    Vaya… es cierto.

    Pero resulta que en vez de un Dacia Sandero base 1.2 75 es un DACIA Sandero Laureate dCi 90 cuyo valor de venta al publico es de 11.100.

    Si hallo la proporción con la moto Daelim me sale que 11.100/2.099=5,28

    Me parece que 5,88 no es lo mismo que 3,43….

    ¿Cómo me explica esto?

    • Ezequiel dijo:

      Supongo que estamos hablando de mercancías con sus precios típicos, y que el Dacia 1 es un auto distinto al Dacia 2. En tal caso, la diferencia de precio surge de costos distintos. No veo el problema.

      • Bastiat dijo:

        ¿cómo?

        Si ud compra una cosa de un valor a con otra cosa de un valor b sale una proorción de a/b. Eso está claro. Y si compara 10 cosas iguales a 10 cosas iguales… claro que sale una proporción igual. Pero para eso no se hace una teoría de la proporción del valor. Eso es matemáticas de sexto de primaria.

        La cuestión es que un mismo coche de una misma marca tiene valores distintos, comno no debe de extrañar a nadie porque cada coche tiene diferencias enc uanto al equipaciemto y en cual al coste… pero ¿qué tiene que ver con lo que ud. dice!!!!???

      • Ezequiel dijo:

        No conozco los modelos de Dacia. ¿Son el mismo auto o no? Si tienen costos distintos, entonces es natural que sus precios diverjan… Si no entiendo cuál es su pregunta le pido que reformule.

      • Bastiat dijo:

        Como ve he escrito demasiado deprisa. Perdón por mis errores de tecleo

      • Bastiat dijo:

        Usted está haciendo una proporción entre cosas iguales, motos, coches. Una moto, un coche. Diez motos, diez coches. Eso es un ejercicio de sexto de primaria. Pero no demuestra que exista una ley interna de nada.

        La cuestión de la utilidad marginal es que cuando ya tengo un coche, comprar otro coche, aunque sea del mismo valor de mercado, ya no me interesará comprarlo. Ya tengo coche. ¿Qué utilidad obtengo de tener otro coche igual? Ahora bien, si me gustan muchos los coches, puedo desear coleccionarlos si puedo pagarlo. Tener un Ferrari, un Porsche, después un Aston Martin… etc. la utilidad marginal que yo percibo de tener muchos coches es que son distintos, que son exclusivos. Pero eso son apreciaciones distintas hechas por personas distintas en situaciones distintas.

        ¿Cómo se le ocurre sacar una ley de proporcionalidad de comparar coches y motos iguales entre si en cantidades iguales entre si?

        Mire, no sé si se hace en Argentina, pero aquí en España es tradición que cuando llega un aprendiz a una pastelería lo que se hace es que se coma de una sentada una bandeja de pasteles de manera que una vez harto ya no le interese seguir comiendo. Eso es una demostración de que los pasteles dejan de tener utilidad marginal para aquel que ya está saciado.

        ¿Pagaría Ud. además, por pasteles si ya no tiene hambre? ¿O elegiría gastarse su dinero en un digestivo para ver si le baja el empacho. Yo, aquí me tomaría una copita de Anís Chinchón.

      • Ezequiel dijo:

        Usted está haciendo una proporción entre cosas iguales, motos, coches. Una moto, un coche. Diez motos, diez coches. Eso es un ejercicio de sexto de primaria. Pero no demuestra que exista una ley interna de nada.

        ¿Porqué no? ¿Es indiferente que exista una proporción determinada y estable entre los valores de las mercancías en lugar de que estos valores fluctúen sin ton ni son?

      • Bastiat dijo:

        Vamos a ver. Entre el precio de mercado de un coche y una moto en un momento determinado existe una relación cuantitativa específica. Cierto. Pero entre ese mismo coche y una bicicleta en ese mismo momento existe otra, distinta, diferente, para nada igual relación cuantitativa específica….

        Pero es que entre ese mismo coche y esa misma moto o esa misma bicicleta en otro momento distinto, con el paso del tiempo, con el aumento o disminución de unidades producidas de uno u otro el precio cambia y la relación cambia.

        ¿Qué demuestra el que exista una relación en un momento determinado entre dos productos determinados y otra distinta entre otros dos productos determinados y otra relación distinta entre esos dos mismos productos determinados en otro momento determinado? NADA. Es una simple operación matemática de sexto de primaria. NO DEMUESTRA NADA.

        El hecho tozudo, concluyente, real, impepinable es que los precios fluctúan. ¿Y por qué?

        Esa es la pregunta. Hacer una operación matemática lo único que demuestra es que se sabe dividir dos cantidades que dan una relación y que multiplicadas por un mismo número mantienen esa relación. Sean coches y motos, precios de coches y precios de motos, o número de niños y número de perros. Porque es que, además, está Ud. comparado dos productos distintos. Es como sumar peras con manzanas…. da ocho pero no nos indica nada más, si acaso cuánto espacio hemos de usar para guardarlos conocido lo que suman todas las peras y todas las manzana una a una. Pero entonces no hemos de sumar peras con manzanas sino espacios que ocupan cada pera y cada manzana…. ¿lo entiende?

        Entonces…. ¿por qué fluctúan los precios?

      • Ezequiel dijo:

        Pero es que entre ese mismo coche y esa misma moto o esa misma bicicleta en otro momento distinto, con el paso del tiempo, con el aumento o disminución de unidades producidas de uno u otro el precio cambia y la relación cambia.

        Aquí está el error. La proporción a la que se intercambian dos mercancías puede variar en el tiempo, pero sólo dentro de cierto rango, es decir alrededor del centro de gravedad. De aquí surge la pregunta de porqué existe este centro de gravedad (para cada mercancía) alrededor del cual fluctúan los precios.
        Ahora usted pregunta porqué los precios fluctúan: suponiendo que no cambian los tiempos requeridos para producirlas, los precios cambian porque cambia la relación entre la oferta y la demanda.
        ¿Es este cambio importante? Sí, en un sentido, porque con el lenguaje de los precios, la sociedad sabe qué mercancías deben producirse más y cuáles menos.
        No, en otro sentido, porque al responder a los cambios en la demanda, la oferta se acomoda a producir la cantidad demandada… de modo que el desequilibrio entre la oferta y la demanda desaparece rápidamente. De este modo los precios vuelven a ajustarse a su centro de gravedad. Si los precios no pueden escapar a los centros de gravedad de sus respectivas mercancías, se impone como realidad que tales centros de gravedad existen, y se impone la pregunta de qué determina estos centros de gravedad y porqué cada mercancía tiene uno propio.
        Recordemos que Menger respondió a esto con la hipótesis de la utilidad marginal, y marx con la del trabajo s.n.

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